En un artículo para T3N, Michael Schumacher reconoce que su propia empresa, Sedo, tampoco es ajena a esta tendencia. Para promocionarla, ya no se utiliza la dirección web de la compañía (Sedo.com), sino la de las cuentas corporativas en Twitter y Facebook. Además, con la palabra clave “Sedo”, se inserta publicidad en Google, Yahoo! y Bing. A ello hay que añadir que Sedo inaugurará en breve su propia aplicación para el iPhone. Como otras muchas empresas, Sedo ha decidido apostar fuerte por estos nuevos canales de promoción.
Y es que bajo el pretexto de que utilizar estas nuevas plataformas “es algo muy útil” para reforzar la interacción entre empresa y cliente, ninguna empresa quiere quedar hoy por al margen de la era de la Web 2.0. Sin embargo, advierte Schumacher, la nueva web participativa no está exenta de riesgos. El principal peligro está en la pérdida de control del acceso al negocio online y en ladependencia que se genera con respecto a otras compañías. En el peor de los casos, la empresa incurre en gastos muy elevados, y ya en un caso extremo, puede ocasionarse también una importante merma de los beneficios corporativos.
Las compañías que confían por completo sus acciones de marketing a gigantes de internet como Facebook, Google o Apple, ponen su propio destino en manos del proveedor de la plataforma, asegura Schumacher. Y cuando esto ocurre, pueden darse los siguientes tres escenarios:
1. El proveedor puede cerrar la puerta arbitrariamente a la empresa, con un sin o motivo. Este escenario, aparentemente tan improbable, no lo es tanto. ¿Acaso no hace Apple algo similar con las aplicaciones con contenido erótico, que expulsa sin ningún tipo de contemplaciones de su App Store?
2. Un segundo escenario posible es que el proveedor de la plataforma vaya a laquiebra y que su futuro quede en el aire a la falta de comprador. Al igual que en el primer caso, esta segunda posibilidad es más que realista. No hay más que recordar los casos de FortuneCity o GeoCities, que en su momento acapararon todas las miradas y ahora han caído en el olvido.
3. Finalmente, el tercer escenario y también más peligroso es que, una vez hayamos apostado con una plataforma para promocionar nuestra empresa, el proveedor vea el jugoso negocio que hay entre manos y que nos reclame mayor porcentaje de beneficios.
En opinión de Schumacher, tampoco se trata de criminalizar a Facebook, Twitter, Google y Apple, pero no es en absoluto conveniente confiar la totalidad de las acciones empresariales de marketing a estas plataformas. En un negocio online, el dominio es y será siempre el pilar. Si nos deshacemos de él en beneficio de otros canales, estaríamos cometiendo un suicidio, asegura Schumacher.
Fuente: mrketingnews.com
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